sábado, 6 de noviembre de 2010

Cardo o ceniza

Cómo será mi piel junto a tu piel
Cómo será mi piel junto a tu piel
Cardo o ceniza
Cómo será

Si he de fundir mi espacio frente al tuyo
Cómo será tu cuerpo al recorrerme
Y cómo mi corazón si estoy de muerte
Mi corazón si estoy de muerte

Se quebrará mi voz cuando se apague
De no poderte hablar en el oído
Y quemará mi boca salivada
De la sed que me queme si me besas
De la sed que me queme si me besas

Cómo será el gemido y cómo el grito
Al escapar mi vida entre la tuya
Y cómo el letargo al que me entregue
Cuando adormezca el sueño entre tu sueño

Han de ser breves mis siestas
Mis esteros despiertan con tus ríos
Pero, pero…

Pero cómo serán mis despertares

Cada vez que despierte avergonzada

Tanto amor y avergonzada
\




a JLL, por el futuro

lunes, 6 de septiembre de 2010

Desde Honduras

Te amo mi niña hermosa, que tengas buen día.
Date: March 6, 2007


El estrés me lleva a ocupar cada segundo hábil del día, de otro modo no salgo. Yo me erijo como mi principal juez y no puedo desviarme un sólo momento de lo que tengo que hacer, pero entonces mi vida se llena de estrés y los míos se quedan fuera. Es por eso que me rebelo a mi mismo y dejo todo de lado para escribirte. Siempre que escribo tengo que estar dedicado a hacerlo o de otro modo, lo voy haciendo por pausas que me torturan porque dejo incompletas las frases y siento que no cobran vida, que las frases no nacen y se quedan en el limbo esperándome, son un producto inconcluso de mi y por eso sufro, sufro si las frases se quedan a la mitad. Aunque ahora que el Vaticano decidió que el limbo no existe, pues, más tremendo porque entonces, ¿dónde se quedan mis frases?, por lo menos antes tenían dónde quedarse, ¡ahora ni eso! Lo realmente importante es que tarde o temprano te escribo, no tanto qomo antes, y eso te aflije, pero no hallo cómo sincronizar mi estrés con el tiempo para escribirte tanto como lo hacía. Quizá si me convenciera que no es necesario un tiempo definido, exclusivo, sólo para tí, sino que puedo ir tratando de hilar frases sin preocuparme por que tengan una misma lógica de principio a fin, un mensaje consistente, entonces tal vez podría escribirte más seguido. Me aflije no escribirte como quisieras y no escribirte se convierte en un pendiente que se adiciona a la larga lista. Ahora escribo sin detenerme a pensar, escribo lo que viene a mi mente y ya. Esto es parte de la "departamentalización" de mi cerebro, de cómo debo dedicar el tiempo para una cosa y hacerla no sólo bien, sino muy bien o de otro modo, mejor no la hago. Es un reflejo de lo mismo que me sucede con la organización-hijos-tú, este triángulo celestial que es de conjunto el motor de mi vida, que a veces se convierte en mi infierno porque no logro quedar bien con ninguno.
Ahora quiero pensarte como mi diosa que eres, quiero beberte como el elixhir del amor que me traslada a la dimensión en donde todo mortal quiere permanecer siempre, en ese juego de la imaginación en el que el tiempo se trata de elongar para no dejar de desprenderme de ti, de tus besos, de tu olor, de tus labios, ese segundo que se le gana a la vida cotidiana, que se le arrebata al día a día como un trofeo, ese momento inmediato anterior a levantarse de la cama, ese preciso instante en el que debemos separarnos para actuar como simples mortales, ese es el momento en el que debo dejar de escribir y no quiero dejar de hacerlo, pero tengo que hacerlo y entonces en un grito interior, elevo mi voz y por lo menos para que quede el eco, te digo: Te amo mi niña hermosa, que tengas buen día.  




Jo

domingo, 15 de agosto de 2010

Carta de amor

Con misivas como esta me enamoró, venció mi fortaleza y domó mi espíritu. Hoy me suenan a palabras huecas a artimañas, a dolo, a negras intensiones. Hoy desconosco la sinceridad de las palabras, no atino a descifrar si fueron honestas. Había una declaración de amor que no aceptaba y a final terminé aceptando. Me tardé tanto que siempre estuvimos desincronizados. Hela aquí como prueba de que no fue un sueño.


18 de abril 2005

Esta noche es la que nos ha devuelto las sonrisas pues la perturbación
ha sido comprendida por mí. No sabía dimensionar tu órbita y estaba
errando las premisas. Mi mente vuela y regreso la película al primer
día que hablamos, al primer día que nos besamos, al primer día que
lloraste, cuando en mi camisa se vertió el vino, cuando el sudor nos
inundó y el sueño nos embargó las prisas, cuando sentí por vez primera
tus vibraciones, cuando te bebí grabando tus olores. Hace apenas tres
y medio meses que estás en mi vida y la taquicardia ha quedado en un
lejano eco sustituido por el estruendo de tus vaivenes, de las noches
llegando al límite, siempre al límite, contigo todo es al límite
difuso. El teatro estuvo al límite contigo durmiendo en mi brazo y yo
oliéndote, las noches al límite de la madrugada, Algarabía siempre al
límite, en París llevaste el límite más allá de tus límites, el límite
de ir a tu casa la segunda vez que nos vimos, sentirme tan bien en tu
casa, nunca olvidaré el café de Sumatra contigo postrada en mi y la
forma tan sugestiva de lanzarme las servilletas.

Tres y medio meses y pareciera que has estado conmigo desde hace una
magnitud que se me antoja decirle "siempre". Tus olores encajan, tu
conversación embona, tu risa es del nítido retinar que me complementa
esa parte de mi vida que se llena con tu nombre, tu nombre chingón, tu
inteligencia que provoca, que alienta, que endulza, que enseña.

Y es así como las experiencias se tornan recuerdos que alimentan la
pasión por el futuro, y es entonces cuando recuerdo nuestro beso
desaforado al borde de la calle, como dos adolescentes, después de
haberme escuchado y ver el brillo de mis ojos, y me dijiste: "No me
beses así", y es entonces cuando recuerdo lo intrigante de tu llanto
cuando nos vimos en el hotel e hicimos el amor con ternura y
dedicación, y es entonces cuando veo las copas, los whiskys, el aceite
almendrado festejando mi habitación con tus muebles, y es entonces
cuando me veo jugando en una mesa con tus hijos, y es entonces cuando
me veo desnudándote en tu oficina ahí donde pasas tantas y tantas
horas, y es entonces cuando te veo en esa postura provocadora
traduciéndome Sailing, cuando te serviste de las muletas, cuando te
tuve todo el sábado para mi y no tuve erección, cuando te llamé el  31
de diciembre, cuando por poco me cruzo con Josecito por haber llegado
al límite de la hora, cuando te sugería pasar la navidad conmigo y me
tiraste de loco, cuando nos masturbamos por teléfono, cuando estuviste
en la hamaca y compartiste el pan con nosotros los pobres, cuando me
viste desnudo dentro de tus sábanas cambiando de canal televisivo y te
di pánico,  cuando te tapaste el trasero que sabías que te veía,
cuando subimos las llaves con un hilo, cuando en el cine corriendo
llegué en aquel diciembre, cuando estallaste contra Pilar, cuando
conocí a Rafael, cuando tu madre me platicó todo lo que quisiera
decirle a tu padre: "Si supiera que lo único que pido es que me
escuche", cuando trabajamos ambos en tu casa, cuando desnuda sentada
en mis piernas trabajamos en tu Mac, cuando te pillaste considerándome
en tu lista del súper, cuando desaforada no dejabas de enviarme los
besos que no pudimos darnos en el aeropuerto: "Te estoy dando seis
besos en este momento".

Y me imagino sin ti y me pongo triste.

Hoy volví a sentir la sincronía, esa que me llevó el nudo a la
garganta, cuando me dijiste que no, que no seguías, y al decirlo de
una extraña forma nos rompíamos mutuamente el corazón, quería decirte
si ¿sólo un poquito más podríamos seguir? Y sentía cómo nos rompíamos
mutuamente el corazón, I don't want to talk about it, how you broke my
heart, if I'm staying just a little bit longer, if I'm staying, won't
you listen my heart, Oh! My heart.  Que no me compartirías, que no
cabe en ti el seguir huyendo de la infidelidad de tu padre, la
adicción de tu madre. Pero entonces la reflexión te llevó a cuestionar
tu soledad, y la balanza me mantuvo en tu vida, hasta ahora.

"Antes de irme me cortaba las venas por ti" y al irte compartía
contigo todo el significado de París. Y hoy, 18 de abril, tras haber
pasado una turbulencia, siendo las 23:04 horas, a punto de irme a
dormir porque estoy fatigado, porque estoy exhausto, porque estoy
sediento, porque estoy nostálgico de ti, quiero decirte que quiero
estar contigo, porque quiero olerte, porque quiero besarte, porque
quiero tenerte, porque Victoria es la mujer chingona que me atrapó con
su conversación inteligente y su excitante candor. Así de simple.

Besos cariño mío.

Jo

sábado, 14 de agosto de 2010

Miénteme

por Víctor Yturbe «El Prulí»




Voy viviendo ya de tus mentiras
Sé que tu cariño no no es sincero
Sé que mientes al besar
Y mientes al decir ¡te quiero!
Me conformo porque sé
Que pago mi maldad de ayer.

Siempre fui llevado por la mala
y es por eso que te quiero tanto
Mas si das a mi vivir
la dicha con tu amor fingido,
Miénteme una eternidad
Que me hace tu maldad feliz.

Siempre fui llevado por la mala
y es por eso que te quiero tanto
Mas si das a mi vivir
la dicha con tu amor fingido,
Miénteme una eternidad
Que me hace tu maldad feliz.

¿y que más da?
La vida es una mentira;
Miénteme más
Que me hace tu maldad feliz.


domingo, 8 de agosto de 2010

Check-itix



Eugène Delacroix, George Sand, 1838.


George Sand

Amandine Aurore Lucile Dupin, baronesa Dudevant (1804-1876) es el nombre de la escritora francesa George Sand. Acuciada por contradicciones, defensora de la independencia de la mujer, atacada y criticada como lo hizo Baudelaire cuando dijo: “Ella es sencillamente estúpida y pesada. Sus ideas sobre moral tienen la misma carencia de juicio, delicadeza y sensibilidad que las de las mujeres del arrabal… El hecho de que haya hombres que puedan enamorarse de esta puta es una prueba indiscutible de lo bajo que ha caído el hombre de esta generación”. Sand, incapaz de vivir sin estar unida a un hombre, fue una artista emancipada y una burguesa sentimental que tuvo una vida, al parecer, superior a su obra: abandonó a su marido de quien se divorció en una época en que el hecho era imperdonable por la sociedad, se vistió como hombre  para tener acceso a lugares y eventos vedados para una mujer, y hasta fumaba en público tan sólo por desafiar a la sociedad de su época y al estatus y las costumbres a las que una mujer burguesa estaba obligada a ceñirse. Relacionada con numerosos amigos y amantes como Jules Sandeau —de quien se presume tomó su seudónimo—, Alfred Musset y Friedich Chopin quien permaneció a su lado diez años, se dice que gustaba de ser golpear y ser golpeada en su encuentros sexuales. Entre sus amigos están Víctor Hugo, Franz Liszt y Eugène Delacroix figuran entre los más conocidos. Fue autora, entre muchas otras novelas, de Indiana, 1832; Mauprat, 1835, Un invierno en Malloca y Consuelo, 1842; Lucrezia Floriani, 1846, en la hace una caricatura de Chopin.

lunes, 26 de julio de 2010

¡A comer...!

«Pon la mesa, hasta para comer una manzana.»
Francisco Fernández-Guisasola Muñiz

Comer es un placer sin lugar a dudas. Los sabores, las texturas, los aromas, todo nos encanta y nos complace, como dice atinadamente Brillant-Savarin,[1] el padre de la gastronomía, no sólo al sentido del gusto, sino al olfato, al tacto, a la vista y hasta el oído. Pero no todo el placer depende de la comida exclusivamente, sino también del entorno, los utensilios y el proceso en sí que está lleno de protocolos y rituales que reflejan nuestra cultura, origen y educación.
Alfonso Reyes en sus Memorias de cocina y bodega[2] señala que «nuestra capacidad de comer y nuestro apetito evolucionan, cada época trae nuevas necesidades y nuevos gustos. Los hábitos de ayer nos resultan ya primitivos», la cultura de los pueblos y sus distintas cocinas, además de tendencias culinarias como la cocina fusión o la nouvelle cuisine aportan tanto ingredientes como instrumentos y platos de formas variadas y que ya no coinciden con los esquemas tradicionales, de tal manera que los protocolos para servir la mesa se han alterado. Es por ello que estamos más allá de poder fijar la línea de lo correcto y lo incorrecto sino de lo coherente, lo natural y lo consecuente, es decir, que si miramos al acto de comer como la complacencia de nuestros sentidos, actuar en consecuencia implica que todo cuanto hagamos en la mesa y todo su entorno tenga el mismo propósito gozoso: usar una vajilla bonita, un mantel limpio, presentar bien los platillos, disponer orden y adornar con unas flores o una vela —siempre cortas para no estorbar la vista de los comensales—, la sola acción de cambiar una servilleta de papel por una de trapo cambia las sensaciones creadas y se pasa de lo cotidiano a lo extraordinario, de una mera acción a un placer.
«Pongan la mesa…»
Una mesa bien dispuesta es de suyo un arte y el comienzo del gozo culinario, por ende, es causa de placer estético y como dice Umberto Eco «algo bello es aquello que nos causa alegría»[3] que, según las buenas maneras, es indispensable, junto con el buen humor, para sentarse y disfrutar de los favores de Gasterea —diosa de los placeres de la mesa—. Un ejemplo de ello es el sushi que bajo la concepción japonesa la elaboración y la presentación de la comida es, en sí misma un placer, de ahí que esté relacionado con la belleza, el balance y la armonía cuyo objetivo será crear un encadenamiento de sensaciones que conduzcan al placer de la relajación.
Cuando acudimos al famosísimo llamado de «la cena está servida» sucede que casi siempre nos topamos con una mesa lista para recibirnos, en el mejor de los casos, con todo lo necesario para que, platillo tras platillo, el gozo de sabores y texturas de la comida sea pleno. El sencillo acto de poner la mesa y servir de cierto modo actúan como un mensaje que nos indica desde dónde estamos hasta cómo nos debemos conducir. Cuántas veces nos hemos topado con una mesa que no invita siquiera a sentarse: el mantel sucio, platos aventados y tenedores opacos. Por otro lado, alguna vez nos hemos enfrentado a una mesa que está tan rimbombantemente dispuesta y hay tantos cubiertos, copas y la vajilla relumbra con sus filos de oro que nos paraliza el miedo a no saber qué hacer en semejante ambiente.
Las fórmulas establecidas para poner la mesa son muy variadas, dependen en gran medida de la ocasión y el lugar, es decir, si la mesa se prepara para el desayuno, para el almuerzo, para un buffet, para una cena informal o para una formal, dependerá de cuántos comensales y el tipo de comida a servir, incluso de si es una reunión común y cotidiana como una comida corrida o si se trata de una celebración como la cena de compromiso de una pareja, hasta si estamos en Occidente u Oriente. No obstante la variedad de las ocasiones hay una estructura básica para preparar el puesto de un comensal y que está relacionado directamente con los modales y las normas que se siguen en la mesa, como lo dicta Carreño en su manual,[4] quien a propósito sugiere seguir el protocolo tanto en la mesa familiar como en la de etiqueta «sin sacrificar a cada paso la belleza, la dignidad, la elegancia por una comodidad que no acierta nunca a concebir el que ha llegado a acostumbrarse a proceder en todas ocasiones conforme a los preceptos de la urbanidad».
La estructura básica y más común indica que sólo se llevarán a la mesa los platos, vasos y cubiertos que se van a emplear. Alrededor del plato se han de disponer los demás elementos en coincidencia con la mano que los ha de tomar: a la derecha los cuchillos —siempre con los filos mirando al plato— y cucharas, colocados del plato hacia fuera en forma inversa a cómo se van a usar, de este mismo lado van las copas o vasos, según sea el caso, formadas de derecha a izquierda en el orden en que se van a emplear, es decir, de afuera hacia dentro. Del lado izquierdo del plato se colocan los tenedores, también en forma inversa y sobre éstos el plato del pan. Es opcional la presencia de los cubiertos del postre y el café, es correcto que estén acomodados delante del plato y entre las copas y el palto de pan de la misma manera que si no están y se colocan sólo hasta que el postre aparece.
 mesa para desayuno formal
 mesa para almuerzo formal
 mesa para cena formal





«Sírvete y pásalo…»
Así mismo pueden o no estar presentes todos los platos que se van a usar, mucho depende del espacio disponible o de si se cuenta con ayuda o no. Existen tres protocolos típicos: a la francesa, a la inglesa y servicio directo o emplatado; el más común es el francés que consiste en traer cada tiempo en platones para que los propios comensales se sirvan, lo correcto es que este platón llegue por el lado izquierdo y circule hacia la derecha, pero pasa como en la multiplicación, el orden de los factores no altera el producto. En cambio, a la inglesa es el camarero o la anfitriona quien sirve directamente del platón al comensal por su lado izquierdo y recoge por el lado derecho; tal como en aquella anécdota que me contaron del chofer que de improviso fue mayordomo y no distinguía la derecha de la izquierda, así que la anfitriona le dijo que sirviera del lado que los invitados llevaban el reloj, cosa que siguió al pie de la letra hasta que se topó con uno que no llevaba ninguno, desconcertado el chofer y sin ninguna vergüenza se dirige a su patrona en voz alta —este no tiene reloj, ¿qué hago? El servicio «emplatado» consiste en traer la comida ya servida tiempo por tiempo desde la cocina, por lo que la presencia de un plato base es deseable para mantener el puesto de cada comensal en orden.
A fin de cuentas las variables para preparar y servir una mesa son tantas que es imposible enumerarlas, lo que no hay que olvidar es que cuesta el mismo trabajo dispersar cubiertos de todo tipo y platos por la mesa que acomodarlos para que ésta luzca y haga lucir lo que con tanto afán preparamos en la cocina, y no sólo para los invitados, sino para nosotros mismos y quien nos acompaña cada día, no hay que ser mezquinos ni empezar antes de que todos estén servidos.
Una anécdota:

Se cuenta que la hermana de Brillant-Savarin, que era tan aficionada a la comida como él, murió a los 99 años después de un gran festín. Cuando sintió que, estando todavía en la mesa, se acercaba el final, apuró a la camarera: «¡Date prisa, que me queda poco tiempo! ¡Tráeme corriendo los postres!».




[1] Anthelme Brillant-Savarin, filósofo y gastrónomo, es autor del mejor libro teórico sobre la gastronomía que se ha escrito nunca, Fisiología del gusto en el siglo xviii.
[2] Alfonso Reyes, Memorias de cocina y bodega, minuta, México: F. C. E. 2000, p.p. 51.
[3] Umberto Eco, History of Beauty, Nueva York: Rizzoli, 2004, p.p. 10.
[4] v. Algarabía 45, Gastrófilo, «¡No suenes la boca!»

martes, 20 de julio de 2010

Expresionismo

 Kirchner, El puente.
El color provoca una vibración física. Él esconde un poder desconocido, pero real, que tiene efecto sobre cada parte del cuerpo humano.
Vassily Kandinsky

El siglo xix terminaba con toda una revolución en el mundo del arte. El posimpresionismo[1] había detonado una serie corrientes que ahora conocemos como vanguardias entre las que destacan el cubismo, el fauvismo y el expresionismo que resulta un movimiento fundamental en el arte.
Hay etapas en las manifestaciones artísticas, que una vez pasadas, se quedan allí, en un sitio de la historia, sin volver de nuevo; otras que, en efecto, parecen periodos, pero en realidad son constantes manifestaciones de algo muy profundo que surge y resurge a lo largo de la historia del arte, es por ellos que puede hablarse del expresionismo del arte negro, del de El Greco o del de Goya. El expresionismo, como vanguardia, es una fase de transición para los artistas en la que es difícil y peligroso permanecer demasiado tiempo; en el momento oportuno, cada uno tomará su camino hacia experiencias más personales, más atrevidas e innovadoras. Según J. F. Rafols el expresionismo «es un arte subjetivo, pero que trata de objetivarse expresándose. [...] Se trata de una manera de ser esencialmente romántica, que reclama una libertad absoluta. La emoción, desatada, supone equilibrio, aunque se trate de encontrar dentro de él mismo, un cierto equilibrio».[2]
El expresionismo como movimiento tuvo representantes en todas las bellas artes; aunque se haya originado como movimiento pictórico, hay manifestaciones en escultura, en literatura, en arquitectura, en cine, en música y hasta en las artes aplicadas como en el cartel. Los artistas plásticos no sólo se limitan al lienzo, también escribe poesía, teatro, dramas y relatos especialmente autobiográficos; diarios y cartas son recursos de su afán artístico.
El drama de color
Cada obra se manifiesta con una especie de frenesí, incluso de desesperación, nacida de la incapacidad de expresar lo inexpresable, con la fuerza de que es capaz, por medio de símbolos. El expresionismo externa un conflicto que parece no tener fin, y el color es el medio ideal para lograrlo: fuerte, violento, dramático. Éste no quiere remitir a nada distinto de sí mismo, quiere expresar estados de ánimo de la condición humana. Por primera vez se entiende la ciencia y el poder expresivo de la forma y del color, [3] que permite volcar toda la furia y la angustia en grandes fondos coloreados definidos por contornos lineales, gruesos y oscuros. La forma no acepta la realidad tal como se presenta: se descobija de la representación y la ilustración, recoge el espíritu con las dos manos y lo expresa con absoluta pureza; por eso la luz, las sombras, la perspectiva, la narrativa, todo sale sobrando, todo se altera intencionalmente. La forma, entonces, se reduce a lo esencial. Las líneas se alejan de la armonía y la tranquilidad para establecer tensiones, desequilibrios y descompensaciones, los trazos angulosos y quebrados y el empleo de técnicas arcáicas, como el grabado en madera, dotan al resultado de la idea de ser un chillido angustioso.
Cuando se habla de expresionismo, se piensa, sobre todo, en el expresionismo Alemán, pero tampoco debe ignorarse que el fauvismo de Matisse y Munch es similar en el manejo del color y el drama, ni que se contuvo dentro de las fronteras germanas. El expresionismo supone un atentado contra el reinado de París y su racionalismo en el arte, aunque con el cubismo y el surrealismo siguió manteniendo su supremacía. El bautizo de esta corriente se le atribuye sin mucha precisión tanto a los marchantes de arte Paul Cassierer como a Lovis Corinth. Según el historiador Dietmar Elger,[4] todavía queda por determinar cuáles son los artistas que se podrían calificar como típicos exponentes del expresionismo, puesto que el término tiene multiplicidad de significados, además del delimitado período que los artistas permanecieron en el movimiento, como es el caso de Vassily Kandinsky que conoció múltiples etapas estilísticas: del expresionismo que abandonó hacia 1914, pasó al funcionalismo de la Bauhaus, y terminó incursionando en el arte abstracto y es considerado el antecedente fundamental del expresionismo abstracto.
Kandinsky totalmente expresionista.
El puente y el jinete
La Alemania de principios del siglo xx se encontraba socialmente destrozada; el deseo revolucionario y la búsqueda del cambio social generan la gran necesidad de expresar, criticar, exponer y delatar los defectos y la fragilidad de la burguesía anquilosada y dominante. Es en este ambiente que, en 1905, un grupo de jóvenes estudiantes de arquitectura entre los que figuran Fritz Bleyl, Ernst Ludwig Kirchner, Erich Heckel y Karl Schmidt-Rottluff funda, en Dresde, el grupo Die Brücke —El puente—, así llamado por la consideración que tenían sus miembros del carácter de su acción. Figuras ya con cierto renombre como Emil Nolde y Max Pechstein se les adhieren. En 1906, el grupo celebra su primera exposición con relativo éxito.
Heckel
Marc
Otro grupo surgió en Munich en 1911, Der Blaue Reiter —El jinete azul. Esta vez no sólo artistas alemanes lo conformaron, se trata de un grupo heterogéneo mucho más inquieto que recibe influencias del futurismo y el cubismo. El grupo lo integran Franz Marc, el ruso Kandinsky, el suizo Paul Klee. Los grupos antagonizan no sólo en sus estilos sino en sus escritos y manifiestos; mientras que los miembros de El puente son escuetos y parcos. Gracias a los extensos escritos y teorías de Kandinsky, los miembros de El jinete azul tuvieron una tendencia más hacia la abstracción y una temática un poco menos fatalista.
Kirchner, al convocar a unirse al grupo de El puente, evidencia una velada pugna generacional: «Con fe en el desarrollo, en una generación creativa y capaz de disfrutar de la vida convocamos a toda la juventud portadora del futuro, queremos procurarnos vida y brazos libres frente a las viejas fuerzas establecidas. Todo aquel que exprese directamente y sin fantasía lo que le mueve a crear, pertenece a nuestro grupo.»[5] Es así que a partir de escenas callejeras y el recurso del sarcasmo y la sátira, Kirchner establece los temas recurrentes del grupo: el hombre sumergido y devorado por la corrupción de la industrialización y el desnudo como una forma de libertad. En la calle Berliner, el grupo estableció un taller-habitación, ya no sólo el espacio se destina al trabajo, sino que se vuelve centro de interacción intelectual, y convivencia permanente, pues los miembros pensaban que trabajo, cotidianidad y vida eran indisolubles, todo esto naturalmente generó un estilo homogéneo en el grupo, que debe a Heckel gran parte de la innovación en las formas empleadas.
Disolución y fin de una etapa
Los miembros de El punte se trasladaron a Berlín hacia 1910, seducidos por el anonimato de la ciudad que les prometía mayor libertad, pero el estilo tan similar logrado colectivamente era, de suyo, una contradicción y una limitación. En el intento de la búsqueda del estilo individual y propio, las divergencias crecieron a tal grado que el grupo terminó por disolverse en 1913. Un año más tarde la Primera Guerra Mundial arrastraría a algunos de sus miembros a las trincheras y a la muerte, y a otros a incursionar en nuevos movimientos o a unirse a nuevos grupos.
Por otro lado, las características más abiertas y menos localistas de El jinete azul permitieron que figuras de toda Europa incursionaran en el movimiento, cada uno aportando un estilo propio y más fácilmente diferenciable, entre los que se puede mencionar a Max Beckmann, George Grosz, Otto Dix —profundamente impresionado por los efectos de la guerra— y a Oskar Kokoshka. Ya fuera de Alemania se integraron al movimiento Egon Schiele en Austria, James Ensor y su escuela en Bélgica, y de manera sorprendente y única George Rouault en Francia.
James Ensor    
George Rouault
Egon Schiele  
Paul Klee
Cada uno de los representantes del expresionismo fue evolucionando hacia nuevas formas y estilos, bajo nuevas tendencias, manifiestos y teorías como la Bauhaus, el dadaísmo, el funcionalismo y demás vanguardias que influyeron poderosamente en casi todo el arte surgido en el siglo xx. El periodo entre guerras para Alemania significó el total derrumbamiento de la economía y de la sociedad, lo que dejaba la mesa puesta para las manifestaciones expresionistas tardías surgidas en la literatura y el cine, principalmente. Algunas décadas depués, la vanguardia expresionista resurgiría tranformada definitivamente en el expresionismo abstracto cuyo máximo exponenete fue Jackson Pollock, pero esa es otra historia.
José Clemente Orozco. Aunque no es del grupo, su obra es totalmente expresionista, y movida por los mismos ideales, por eso es más auténtica que la de los otros muralistas.


[1] Se denomina así a una serie de artistas que coinciden en época, entre 1885 y 1905 mas no es estilos y fundamentos, entre ellos Vincent van Gogh, Georges Seurat, Paul Cezanne, Paul Gauguin y Toulousse-Lautrec.
[2] J. F. Rafols, Historia del arte, Barcelona: Editorial Óptima, 2002, p. 439.
[3] v. Algarabía 17 y 18, enero-febrero y marzo-abril 2005, Arte: «El color, expresión en sí mismo» y «Color más color», pp. 18-23 y 10-14.
[4] Dietmar Elger, Expresionismo, Colonia: Tashen, 1988, p. 17.
[5] Idem.

lunes, 12 de julio de 2010

A POET TO HIS BELOVED




I BRING you with reverent hands
The books of my numberless dreams,
White woman that passion has worn
As the tide wears the dove-grey sands,
And with heart more old than the horn
That is brimmed from the pale fire of time:
White woman with numberless dreams,
I bring you my passionate rhyme. 


W. B. Yeats